📌El abogado Rafael Martín Velásquez Peláez ha dado de baja su código ética como letrado, ese texto moral que no debe separarse al momento de actuar como hombre de leyes. Al menos se puede inferir ello luego de leer la resolución del Consejo de Ética n.° 1163-2019 CE/DEP/CAL - EXPEDIENTE N° 359-2018 de fecha 30 de diciembre de 2019. Aquí se muestra que este personaje había tenido en su nómina de clientes al empresario Jorge Armando APARICIO ZEGARRA, siendo uno de los casos que llevaba el de un proceso por desalojo que tenía como perita en dulce de malos inquilinos al edificio con ubicación en la Calle Porta n.° 287 y av. San Martín n.° 211 en el distrito de Miraflores. El inquilino de las empresas Vahalla SAC y CL Inversiones Generales SAC se había vuelto un dolor de cabeza para Aparicio, quien, confiado en su abogado Velásquez, esperaba que el ocupante ilícito empaque maletas y se marche por donde vino.
Cuando se consigue desalojar al ocupante tramposo, la propiedad vuelve a ser víctima de una ocupación ilegal, solo que esta vez promovida por el mismísimo abogado Velásquez ¿Cómo así? Sucede que una de las personas que entró a la mala a la casa, Daniel Becerra Aguilar, echó al autor intelectual del delito: Rafael Martín Velásquez Peláez. Refiere Becerra, quien se hizo propietario de la condena por usurpación agravada, que fue engañado por Velásquez quien le dijo que el propietario había autorizado la ocupación del bien inmueble. Parece que los honorarios no fueron suficientes para atender el apetito pecunario de este abogado, al parecer el litigio atrapó su olfato por los negocios y sin roche se hizo del patrimonio inmueble que antes con su pluma defendía ante los tribunales.
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Pero esto de la usurpación no el único anticucho ético que cargaba el letrado de marras. También, en esta misma resolución del Consejo de Ética del Colegio de Abogados de Lima, se narra que incluso Velásquez asesoró mal a Zegarra en un arbitraje al colocar incorrectamente el nombre del recurrente (que era la persona jurídica NIDO ENTERPRISES EIRL y no por la persona natural Jorge Armando APARICIO ZEGARRA) lo que ocasionó que el caso chocara con una firma de improcedencia a cargo de los árbitros. Prácticamente el Código de Ética ha sido agujereado por este abogado y sus descargos no lo ayudaron en mucho pues no convencieron al jurado a cargo del consejo. Al final, fue sancionado con una multa, ante lo cual, la apoderada de Aparicio presentó un recurso de apelación que está pendiente de resolver.
EXPEDIENTE N.° 359-2018 _ A... by Dylan Lopez-E
En todo caso, resultaría aplicable el beneficio de la duda si su comportamiento que linda con lo delictivo se detendría en este caso. Pero no, pues otro escándalo lo tiene como protagonista (¿o antagonista?): un juicio ante un juzgado de familia donde se lo ha denunciado por hostigamiento. Sucede que otro de los antagonistas, el "inquilino", misma película de terror, César Manuel Eduardo Chávez Álvarez, se había coludido con el abogado Velásquez para cobrar el alquiler a los inquilinos del edificio. Una de las clientes, la señora Sheila Boza Medina, decidió delatar al letrado sancionado por el CAL. Así Zegarra conoció por qué Chávez Álvarez seguía cursando documentos ante las instancias judiciales a pesar de que había sido condenando, el amanuense o tramitador de este asunto era nada más y nada menos que Velásquez. Por ese chivatazo que dio la señora Boza, recibió represalias de parte del letrado felón. Esto amerito una denuncia que fue atendida con prisa por la jueza del 16 ° Juzgado de Familia, quien al tener en cuenta el informe psicológico de Sheila Boza, dictó medidas de protección a favor de esta importante testigo. Pero como buen malo de la historia driblea las leyes, ha encontrado en la pareja Auccatoma (Víctor Moisés AUCCATOMA MALLCCO y Rosa Marisel ESTRADA ROSSI DE AUCCATOMA, trabajadores de Velásquez) el autor inmediato para seguir con el hostigamiento a la señora Sheila. ¿Cuál es el límite de degeneración de un funcionario público? Velásquez Peláez parece no conocerlo.
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